lunes, 15 de diciembre de 2008

Crítica a la novela El secreto de los Assassini, de Mario Escobar





Título: El secreto de los Assassini
Autor: Mario Escobar
Editorial: La Factoria de Ideas
Año de edición: 2008
PVP euros: 19,95

Por David Yagüe, periodista

Crítica:

Mario Escobar, tras un brevísimo descanso con Sol rojo sobre Hiroshima, vuelve a la carga con la saga de sus personajes más célebres el español Hércules Guzmán Fox y el norteamericano Georges Lincoln. Estos personajes tras investigar el hundimiento del Maine (en Conspiración Maine) y estar involucrados en una conspiración que provocó la Primera Guerra Mundial (en El Mesías Ario) se han alejado de la contienda que asola Europa en El Cairo. Pero como buenos imanes de peripecias que son estos personajes se ven envueltos en una otra nueva aventura que mezcla la caída del Imperio Turco, la secta de los Assassini o el genocidio armenio entre otras cuestiones.

Escobar nos sorprende con un peqeño giro a la saga en esta trepidante novela (más que las dos anteriores) donde la aventura prima más sobre la intriga, aunque también la haya. Además, por primera vez, incluye unas gotitas de fantasía a la historia que la convierten, además de por otros guiños, en una especie de heredera literaria del célebre Indiana Jones: viajes, aventuras, ruinas arqueológicas, sectas arcanas...

Por su formación de historiador la ambientación y las mezcla de los distintos eventos y personajes históricos de la historia (muchos) están trenzadas de forma verosímil, dentro de la propia lógica interna de la saga, y respetando el fondo real de cada uno. Además, como siempre, el autor tiene la deferencia de explicarnos en un anexo lo que es real e imaginario en la novela.

El secreto de los Assassini es, más que la consagración de su autor, la mayoría de edad de una saga fabulosa y que debería ser de referencia para los fanáticos del thriller histórico. Mario Escobar se desenvuelve como un auténtico maestro en el género, imprime una velocidad cinematográfica a su narración y demuestra, como ya lo hiciera con El Mesías Ario, que es un especialista en finales muy satisfactorios y poderosos.

El Autor:

Mario Escobar es licenciado en Historia. Trabaja como director ejecutivo de una ONG y es director de la revista Historia para el Debate, colaborando como columnista en distintas publicaciones. Ha escrito las novelas Conspiración Maine y El Mesías Ario, que se convirtieron rápidamente en grandes éxitos de crítica y ventas.
También es autor de la novela Sol rojo sobre Hiroshima.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Presentación novela El secreto de los Assassini en Casa del Libro




El próximo día 4 de diciembre a las 19:30 se hará la presentación de la novela El secreto de los Assassini en la librería de Casa del Libro, en la calle Hermosilla, 21 (Próxima a la Castellana de Madrid). En la presentación intervendrán Silvia Rodríguez, responsable de prensa de Factoría de Ideas, David Yagüe, periodista de 20Minutos y el autor, Mario Escobar. Entrada Libre.


viernes, 7 de noviembre de 2008

Ya está a la venta El secreto de los Assassini




Ya está a la venta El secreto de los Assassni. Lo puedes comprar en Internet y la semana que viene en cualquier librería. Espero que disfrutes la nueva aventura de Hércules, Lincoln y Alicia.

El Corte Inglés

Casa del Libro

Distrimagen


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Presentación de El secreto de los Assassini

El próximo sábado 22 de noviembre a las 19:30 tendrá lugar la presentación de la novela El secreto de los Assassini en Fnac Plaza Norte (La Cúpula). El secreto de los Assassini es la cuarta novela de Mario Escobar. Su primera novela Conspiración Maine ha sido traducida al Polaco y Serbio, su segunda novela El Mesías Ario se podrá leer próximamente cinco idiomas (italiano, polaco, serbio, portugués y búlgaro.

Es un placer para nosotros anunciaros la próxima publicación de la última novela de Mario Escobar, "EL SECRETO DE LOS ASSASSINI".

Autor de "Conspiración Maine" y "El Mesías Ario", Mario vuelve a hacer uso magistral de su imaginación y sus conocimientos de Historia, ofreciéndonos una aventura impregnada de la fascinación que causa una de las sectas más oscuras de todos los tiempos, los Assassini.

Fanatismo, misterio y muerte envuelven a este poderoso grupo de hombres, justificadamente temidos, y que pondrán en guardia, muchos años después, a los entrañables protagonistas de esta historia, Hércules, Lincoln y Alicia.

Un delicioso cóctel de hechos históricos y ficción, con el añadido encanto de la cultura y paisajes de países como Egipto, Grecia, Armenia y Turquía que pondrán decorado a las peripecias e investigaciones de nuestros singulares héroes.

- Si os interesa entrevistar a Mario, por favor, no dudéis en comunicárnoslo y os facilitaremos su contacto.

- Así mismo, os adelantamos que se hará próximamente presentación de la novela, de las que os comunicaremos los datos con antelación suficiente.

Como siempre, si queréis reseñarla, por favor contestad a este mensaje solicitándola y os haremos llegar un ejemplar en cuanto se publique, el próximo mes de noviembre.

Os recordamos que tenéis a vuestra disposición el primer capítulo del libro y esta misma nota de prensa en formato pdf, más abajo. También os enviaremos la portada en alta resolución si la necesitáis.

Muchas gracias por vuestra colaboración continua y un saludo afectuoso.

Silvia Rodríguez Coladas
Departamento de Prensa
Editorial La Factoría de Ideas, S.L
C/ Pico Mulhacén, nº 24-26
28500 Arganda del Rey, Madrid.
tel. 913042781
fax. 918713115
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Puedes visitar nuestra web en:
www.distrimagen.es y www.lafactoriadeideas.es.

Si no queréis continuar recibiendo información de nuestras novedades editoriales, por favor, contestad a este mensaje solicitando vuestra baja y la haremos efectiva de inmediato. Os rogamos que disculpéis las molestias que os hayamos podido ocasionar. Muchas gracias.


Pico Mulhacén, 24
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Silvia Rodríguez Coladas
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LOS ENEMIGOS MÁS TEMIBLES DE LOS TEMPLARIOS AHORA TIENEN EN SUS MANOS EL DESTINO DEL MUNDO. LA ÚLTIMA CRUZADA ESTÁ A PUNTO DE COMENZAR.

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El secreto de los Assassini
MARIO ESCOBAR


Titulo original:
Autor: MARIO ESCOBAR
Traducción:
Fecha de publicación: noviembre de 2008
Formato: 23 x 15 cm
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 352
PVP: 19,95 €
ISBN: 9788498004045
Colección: LINEA MAESTRA Nº: 15
Género: Thriller histórico

Plan de Promoción:

-

Reseñas: Reseñas y noticias en prensa, radio y televisión.

-

Anuncios: Leer y Qué Leer

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Varios: Catálogo trimestral a color, Póster de la colección, Implantación especial, Presentaciones en librerías con la presencia del autor


PUNTOS DE VENTA
Librerías Generales, Librerías Especializadas, Corte Inglés, Fnac, Casa del Libro, Grandes Superficies


CENTROS DE INTERÉS TEMÁTICO
Televisión - Cine - Thriller

PDFs disponibles:
- Nota de prensa.
- Extracto del libro.


Mario Escobar es el autor de Conspiración Maine y El mesías ario, dos de los thrillers históricos más aclamados de los últimos años. Su nueva novela, El secreto de los Assassini, nos descubrirá una de las sectas más terribles de la época de las Cruzadas.
Winston Churchill, Mustafa Kemal Atatürk, fundador de Turquía, o John Garstang, famoso arqueólogo británico, son algunos de los personajes de esta novela, donde siglos de historia han sido encadenados a una leyenda.


Roma, año 813. Una expedición se dirige a la boca del Nilo. Su misión es descubrir un secreto que los faraones negros de Meroe ocultan desde hace siglos.
El Cairo, año 1075. El gran visir recibe un extraño regalo que protegió a la peligrosa secta de los Assassini. El arma que les ayudó a resistir a las fuerzas cruzadas y al ataque de Saladino.
Estambul, año 1914. Una misteriosa princesa árabe esconde un secreto que puede cambiar la historia de la humanidad, pero tendrá que recorrer con Hércules Guzmán Fox y sus amigos George Lincoln y Alicia Mantorella el desierto de Egipto, luchar a los pies de la Acrópolis y atravesar una Turquía en guerra para llegar al valle de los Asesinos, donde se esconde un misterio que podría provocar la última Cruzada contra el islam.


«Mario Escobar ha asumido perfectamente aquellos valores literarios que proponía Borges: 'entretener y conmover'. Pero además enseñar, porque es un escritor consecuente con el rigor histórico»

—Manel Haro, Anika entre Libros


«Mario Escobar viene a sumarse a la revitalización de los thrillers de marco bélico por parte de firmas anglosajonas como las de Alan Furst, John Lawton o Robert Wilson»

—Qué Leer


«Mario Escobar maneja con maestría los componentes de la novela bestseller actual y añade un ritmo frenético, conspiraciones y sociedades secretas a la coctelera»

—David Yagüe, Comentarios de Libros


EL AUTOR:

Si quiere guardar esta imagen para usarla en reseñas o artículos, pulse sobre la imagen.MARIO ESCOBAR
Licenciado en Historia y diplomado en Estudios Avanzados en la especialidad de Historia Moderna ha escrito numerosos artículos y libros sobre la Inquisición, la Reforma protestante, las sectas religiosas y el descubrimiento y colonización de América, especializándose en la vida de personajes heterodoxos españoles y americanos. También es colaborador habitual de National Geographic e Historia 16.
Con sus anteriores novelas, Conspiración Maine y El mesías ario (publicada por La Factoría de Ideas en 2007 y traducida a varios idiomas), consiguió entretener y fascinar a miles de lectores. Ahora regresa con una nueva aventura de sus personajes Hércules Guzmán Fox y George Lincoln.

Obras en la Factoría de Ideas:

· MESIAS ARIO, EL (LINEA MAESTRA Nº 9; Ref.: LFL21009)

· EL SECRETO DE LOS ASSASSINI (LINEA MAESTRA Nº 15; Ref.: LFL21015)


«Mario Escobar domina una clave que han adoptado ya autores españoles como Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones, Matilde Asensi, Javier Sierra y Julia Navarro: ese cóctel de religión, historia e intriga que se ha convertido en la gran arca literaria de lo que va de milenio»

—Carl

jueves, 23 de octubre de 2008

El secreto de los Assassini como una de las obras destacas de Casa del Libro



La novela El secreto de los Assassini, la próxima apuesta del escritor Mario Escobar, entre las novelas más esperadas del género de intriga e historico. Con la cuarta novela publicada, Mario Escobar se consolida como uno de los autores españoles más prometodores.

Para ver El secreto de los Assassini en Casa del Libro



viernes, 17 de octubre de 2008

El Mesías Ario

El Mesías Ario



Por Mario Escobar.

Hace quince días estuve con mi agente en Barcelona, me dio buenas noticias con respecto al Mesías Ario. Los derechos internacionales van marchando. En breve firmaré la traducción a cuatro idiomas de la novela, con la editorial portuguesa ya firmé hace cuatro meses, polaco, serbio, italiano y búlgaro. Es una aventura eso de que te lean en sitios tan diferentes.


viernes, 19 de septiembre de 2008

Sol rojo sobre Hiroshima de Mario Escobar



NOVELA
Sol rojo sobre Hiroshima
«John permanecía en silencio junto a Oppenheimer. Por fin había comprendido que aquella bomba terminaba con el mundo tal y como él lo había conocido hasta ahora. Si aquello era arrojado sobre una ciudad, ya no habría perdón para el hombre. La raza humana se habría perdido para siempre.»
John Smith Okada es a sus veintitrés años uno de los meteorólogos más prometedores y preparados del país y es alistado por el Ejército de Estados Unidos para servir de meteorólogo en el frente del Pacífico. Su padre, John Smith I, un reputado filólogo norteamericano, se opone a la intervención de su hijo en el conflicto; su madre, Susumo Okada, reside en Japón desde que se separó de su padre. Hasta el momento, sus únicas aspiraciones habían sido convertirse en profesor universitario y casarse con Ana, que está esperando un bebé. La guerra ha terminado en Europa, pero en Asia el Japón se resiste a rendirse sin condiciones.
Las duras batallas de Okinawa e Iwo Jima hacen prever una guerra larga y cruenta, pero un plan secreto puede acabar con la resistencia nipona. Si los japoneses no se rinden de forma incondicional tras el ultimátum de Potsdam los norteamericanos utilizarán el arma más mortífera de la historia. El joven meteorólogo será el encargado de elegir el lugar exacto dónde lanzar la bomba, pero cuando descubre las terribles consecuencias de su decisión intentará frenar el proyecto, aunque eso suponga traicionar a su país.
Un trepidante thriller histórico que nos permite adentrarnos en los entresijos de un momento trascendental en la historia de la humanidad; una alegoría sobre el hombre y su poder para cambiar la cosas.
Mario Escobar es licenciado en Historia. Trabaja como director ejecutivo de una ONG y es director de la revista Historia para el Debate, colaborando como columnista en distintas publicaciones. Ha escrito las novelas Conspiración Maine y El Mesías Ario, que se convirtieron rápidamente en grandes éxitos de crítica y ventas.
Colección: Cuadernos de la Trinchera
ISBN: 978-84-92400-34-8
PVP: 19,95 €
Páginas: 404
23 x 15 cm - Rústica con solapas
Fecha novedad: octubre 2008
Mario Escobar

info@inedita-editores.com

miércoles, 30 de julio de 2008

El secreto de los Assassini




La novela saldrá el 15 de noviembre. La tercera aventura de Hércules, Lincoln y Alicia.


Roma, año 813. Una expedición se dirige a la boca del Nilo. Su misión es descubrir un secreto que los faraones negros de Meroe ocultan desde hace siglos.


El Cairo, año 1075. El Gran Visir recibe un extraño regalo que protegió a la peligrosa secta de los Assassini. El arma que les ayudó a resistir a las fuerzas cruzadas y el ataque de Saladino.


Estambul, año 1914. Una misteriosa princesa árabe esconde un secreto que puede cambiar la historia de la humanidad, pero tendrá que recorrer con Hércules Guzmán Fox y sus amigos George Lincoln y Alicia Mantorella el desierto de Egipto, luchar a los pies de la Acrópolis y atravesar una Turquía en guerra para llegar al Valle de los Asesinos, donde se esconde un misterio que podría provocar la última cruzada contra el Islam.

lunes, 14 de abril de 2008

El Mesías Ario en portugués


Una importante editorial lusa ha comprado los derechos de El Mesías Ario para lengua portuguesa. De esa manera, El Mesías Ario comienza su andadura internacional. En los próximos meses esperamos anunciar otras lenguas a las que será traducido el libro.

Mario Escobar, su autor, espera que los lectores de habla portuguesa disfruten con la novela, que se desarrolla en parte en Lisboa y tiene como protagonista a uno de sus héroes nacionales: Vasco de Gama.

Breve Sinopsis El Mesías Ario Madrid, verano de 1914. Varios profesores se han automutilado en la Biblioteca Nacional y dos agentes, Hércules Guzmán Fox y George Lincoln, tienen que averiguar por qué lo han hecho. Todo parecer tener relación con un enigmático libro traído a Europa por Vasco de Gama en su primer viaje a la India. Ambos deberán emprender una vertiginosa carrera que los lleva de una clave a otra, descifrando mensajes ocultos durante siglos. Un rompecabezas que deberá resolverse antes de que Europa entre en guerra y las profecías se cumplan.

martes, 19 de febrero de 2008

La Orden Germana o Teutónica






Las ideas principales de la Orden Germana (Orden Teutónica o germániA, que no debe confundirse con el alemán medieval orden de los Caballeros Teutones) es una sociedad secreta de principios de siglo 20 en Alemania. Se fundó en Berlín en 1912 por varios prominentes alemán Theodor Fritsch incluidos los ocultistas, un activista político con una larga historia de antisemitismo; Philipp Stauff, que se celebró en la oficina de la Sociedad de la Lista y Alto Armanen Orden, y Hermann Pohl, que se convirtió en el Germanenorden el primer líder.

La orden, cuyo símbolo era una cruz gamada, tenía muchas similitudes en la estructura y la forma jerárquica con la Masonería. Los grupos locales de la secta se reunían para celebrar el solsticio de verano, una importante festividad neopagan en círculos völkisch (y más tarde en la Alemania nazi), y con más frecuencia para leer las Eddas, así como algunos de los místicos alemanes.

Además de la filosofía oculta y mágica, la Orden Germana enseñaba una ideología nacionalista, basada en los origenes nórdicos de los alemanes, la idea de la superioridad racial y el antisemitismo. Como es cada vez más típico de las organizaciones völkisch, que necesita sus candidatos para demostrar que no tenían sangre aria no requiere de cada uno y una promesa de mantener la pureza de sus existencias en el matrimonio.



En 1916 durante la Primera Guerra Mundial, la Germanenorden dividida en dos partes. Eberhard von Brockhusen convirtió en el Gran Maestro de los "leales" Germanenorden. Pohl, previamente el orden del Canciller, fundó una rama cismáticos: la Germanenorden Walvater del Santo Grial (Goodrick-Clarke 1985: 131-32; Thomas 2005). Se le sumaron en el mismo año, Rudolf von Sebottendorff (anteriormente Rudolf Glauer), un rico aventurero con una amplia gama de intereses oculto y místico. Un Francmasón y una profesional de la astrología y sufismo árabe, Sebottendorff también era un admirador de Guido von List y Lanz von Liebenfels. Convencida de que la mística islámica y germánicas sistemas compartido una común raíz aria, fue atraído por la tradición rúnica de Pohl y se convirtió en el Maestro de la Walvater la provincia de Baviera a finales de 1917. Acusado de la reactivación de la provincia de fortunas, Sebottendorff mayor número de miembros de un centenar en 1917 a 1500 en el otoño del año siguiente (Goodrick-Clarke 1985: 142-43)

Información de Wikipedia

El Mesías Ario. Fragmento gratuito




El Mesías Ario

Mario Escobar





A Elisabeth y Andrea, las dos columnas de mi vida. A mis tres hermanas, que son mi puente con la infancia.

Agradecimientos
A mis buenos amigos Juan Troitiño, Pedro Martín, Manuel Sánchez, Sergio Puerta y Miguel Ángel Pérez, por su apoyo, ánimo y acertadas opiniones. También quiero agradecer a Dolores McFarland sus comentarios y sugerencias.






Y vi otra bestia que subía de la tierra... Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los habitantes de la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, mandándoles a los habitantes de la tierra hacer una imagen en honor de la bestia que tiene la herida de espada y que revivió. También le fue permitido dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hablase e hiciera que fueran muertos todos los que no adoraran a la imagen de la bestia. Y ella hace que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría: El que tiene entendi¬miento calcule el número de la bestia, porque es número de un hombre; y su número es 666.
Apocalipsis 13: 11-18

Prefacio

La mancha opacó el suelo de largas láminas de madera hasta formar un círculo. Al lado del gran escritorio, iluminado por una lámpara plateada, el profesor von Humboldt estaba colocado en una posición extraña. Agachado en cuclillas con la cabeza ligeramente levantada y con la cara mirando al frente. De las cuencas vacías de sus ojos salía una sangre muy roja y viscosa, que recorría sus mejillas, empapaba su barba rubia y cana hasta llegar a su garganta, después descendía por el cuello duro de la camisa perdiéndose en el interior y goteaba por el suelo.
A aquella hora de la noche el salón Cervantes solía estar solitario. Los bibliotecarios, que ya no tenían que buscar libros y manuscritos, se dedicaban a ordenar los pedidos del próximo día y a devolver los libros usados a las estanterías. El profesor von Humboldt permane¬cía en la Biblioteca Nacional hasta que el conserje pasaba con su lámpara de mano apagando las luces del edificio. Por eso nadie se preocupó por el profesor alemán hasta que el conserje realizó la ronda y le vio de la forma que les he descrito. Encima de su mesa se encontró un códice titulado Roteiro da Primeira Viagem de Vasco da Gama, abierto por el episodio de la llegada de los portugueses a la India. Al lado descansaban varios libros sobre la vida y viajes del descubridor portugués. Esto no parecía decir mucho, ya que una investigación sobre un marino portugués de finales del siglo XV no parecía tener relación con el desgraciado estado en el que se encon¬traba el profesor von Humboldt. Porque, señores, el profesor no estaba muerto.

Las automutilaciones de otro profesor unas semanas antes en el mismo salón debieron de alarmar a la dirección de la Biblioteca Nacional. Que dos doctores fueran mutilando sus cuerpos en las dependencias de una institución como aquella, no podía ser casual. La automutilación pasó al principio por un accidente fortuito, por eso las autoridades del centro habían evitado avisar a la policía. El primer incidente lo sufrió el profesor Michael Proust, un reconocido especialista en culturas del Próximo Oriente, al desplomarse por una de las empinadas escaleras de las estante¬rías de la sala II. Al caer se mordió la lengua y está saltó de su boca retorciéndose hasta aterrizar en una de las mesas de lectura.
Ustedes se preguntarán que hacía el señor Hércules Guzmán Fox investigando aquellos desagradables y desafortunados actos de locura. Eso mismo se dijo el agente George Lincoln cuando recibió su telegrama. Llevaban más de una década sin saber el uno del otro. Se habían conocido en La Habana, días antes de que sus dos países se enfrentaran, pero eso era otra historia.
Señores, aquella mañana el agente Lincoln salió para su pequeño despacho en la comisaría 10.ª de Nueva York, donde ejercía de oficial de policía desde hacía cinco años. Tomó el tranvía y se paró en el Café Israel. Como todos los días pidió un café solo y leyó el periódico. Cuando llegó a la comisaría, el sargento McArthur, un escocés pelirrojo que no soportaba que un negro fuera oficial del departamento, le saludó con su habi¬tual graznido y le lanzó un telegrama. Estaba abierto y roto. Miró al sargento y le sonrió; al escocés le enfurecía la amabilidad de los demás.
Una vez en el despacho, leyó este escueto mensaje:
«Lincoln espero que todo marche bien. He logra¬do localizarle. En Madrid han pasado unos hechos muy interesantes. ¿Podría venir a colaborar en una investigación no oficial?»
Hércules Guzmán Fox

No esperaba recibir noticias de su viejo amigo y mucho menos que éste le invitara a vivir una nueva aventura, pero no dudó a la hora de comprometerse. Contestó a Hércules y tras una larga e incómoda travesía en barco llegó hasta Lisboa. Lincoln nunca había estado en el Viejo Continente. Las estrechas calles de la capital lisboeta consiguieron que se olvidara del misterioso mensaje y, cuando cogió el tren para Madrid, todavía tenía la sensación de estar viviendo un sueño.
Lincoln nunca pudo olvidar los días que pasó en Europa ni el misterio que se cernía sobre un Continente que se preparaba para la guerra. El 15 de junio de 1914, cuando llegó a Madrid, aún muchos creían que la paz entre las grandes potencias era posible. Ahora que todos conocen lo sucedido, el mundo es más pequeño desde aquellos fatídicos días y, tal vez, cosas peores estén todavía por venir.

Primera parte
El misterio de la Biblioteca Nacional

1

Madrid, 10 de junio de 1914
Al levantarse del banco de madera se arrepintió de no haber pagado los dos dólares de diferencia entre primera y tercera clase. Las piernas le crujieron y un fuerte dolor en la espalda le subió como un latigazo hasta la nuca. Durante el trayecto apenas había descansado. El olor a sudor, el calor, las canciones de los quintos borrachos, los bebés llorando a pleno pulmón y los ronquidos de la mujer gorda que se había sentado a su lado y a la que durante la mitad del viaje había tenido que apartar varias veces para que no le aplastara, impedían descansar lo más mínimo. Por si esto fuera poco, parecía que nadie había visto un negro en su vida. En Lisboa nadie le miraba, en la ciudad siempre había muchos negros del Brasil, pero para los españoles, el único negro que estaban acostumbrados a ver, era el que cada Noche de Reyes, se tiznaba la cara con carbón para representar al Rey Mago Baltasar.
No llevaba mucho equipaje. Una maleta pequeña de piel, con varias mudas, una pistola, un bombín de repuesto y un par de libros además de la Biblia. Ayudó a la oronda mujer a bajar sus maletas del altillo y después, en su olvidado español se despidió de ella. Le costó llegar al final del pasillo. El tren estaba abarrotado. Cuando sus pies pisaron el andén comenzó a preguntarse qué haría en el caso de que su amigo no hubiera recibido su telegrama y no estuviera en la estación esperándole.

La gente caminaba de un lado para otro a toda prisa, por su mente pasó Nueva York y con una sonrisa, sacó un cigarro y lo encendió. Decidió caminar hacia la salida. La avalancha humana le apretaba por todas partes y era difícil mantener el equilibrio en medio de la marea. Cuando llevaba unos cincuenta metros, observó una figura que sobresalía en estatura de entre la multitud. Aquel hombre vestía un traje gris con rayas muy finas, de un corte inglés que estilizaba aún más su porte, acompañado por una impoluta camisa blanca y una corbata corta de color negro. No llevaba sombrero, su pelo peinado para atrás, con las patillas canas contrastaba con el color negro casi azulado del resto del cabello. Sus ojos negros miraban por encima del resto de cabezas buscando a alguien. Al ver a Lincoln sonrió, hasta que sus labios gruesos formaron un hoyue¬lo en las mejillas y levantó el brazo derecho. Caminó hacia su amigo y cuando llegó a su altura le dio un fuerte abrazo. Aquel hombre era sin duda Hércules Guzmán Fox, el mismo que quince años antes en la Habana había compartido con él una gran aventu¬ra. El tiempo no le había tratado mal. Su aspecto era incluso mejor, no tenía ojeras, su cara estaba afeitada y desprendía un agradable olor a perfume francés.
-Lincoln, George Lincoln -dijo sin poder evitar que cada sílaba sonara más emocionada.
-Amigo Hércules, el clima de Madrid le sienta mucho mejor que el de La Habana. Incluso tienes mejor color.
-Usted también -comentó el español. A Lincoln se le había olvidado el humor sarcástico de su amigo.
-Mi color es invariable -comentó el norteamericano sonriente.
-Estará cansado. Los trenes españoles no son muy cómodos. ¿Habrá viajado en primera?
-Si le digo la verdad -comentó Lincoln apoyando sus manos sobre sus riñones-, la almohada del patriarca Jacob era más cómoda que esas tablas.
-Espero que mi casa le resulte más confortable.
Los dos hombres comenzaron a caminar por el andén. El gran espacio de la estación se había despejado, gran parte de los viajeros ya habían abandonado el edificio. En la salida Hércules paró una berlina y atravesaron la ciudad empedrada. Lincoln observó el

pequeño número de vehículos a motor que circulaban por las calles. Los trolebuses tirados por caballerías caminaban fatigosos por la gran avenida, los carros repletos de abastos, los vendedores ambu¬lantes, obreros caminando con las caras sucias, mujeres vestidas de negro de los pies a la cabeza y los curas con sus sotanas raídas y sus sombreros redondos abarrotaban la ciudad.
La avenida de árboles conocida como el paseo del Prado era una arteria inmensa que atravesaba de norte a sur el corazón mismo de la ciudad. En el lado derecho pudo ver un inmenso jardín con una valla alta y elegante, después un edificio de ladrillo con estatuas clásicas y pórticos suntuosos, el hotel Ritz; las fuentes de Neptuno y de Cibeles, el Palacio de Comunicaciones y el paseo de Recoletos, edificios elegantes que brillaban bajo aquella luz intensa y blanque¬cina.
La calesa tomó una pequeña calle jalonada de mansiones con pequeños jardines y se detuvo delante de una de ellas. Hércules pagó al cochero y ambos se dirigieron al edificio. La fachada era de piedra blanca, con grandes balcones y adornada ricamente. Después de atravesar la verja, saltaban a la vista todo tipo de flores que franquea¬ban un camino de piedra. Una escalinata amplia llevaba hasta la puerta principal.
Lincoln se quedó mirando el edificio a los pies de la escalera y Hércules le dio un codazo para que le siguiera.
-Esto es una mansión. Veo que no ha perdido el tiempo en estos años.
-Nada de esto es mío. Mejor dicho, esto es parte de la herencia de mis abuelos, pero ya te contaré su historia en otro momento. Será mejor que entres, te asees y descanses un poco. Tenemos mucho trabajo por delante. Aunque esta noche iremos a la ópera. ¿Has traído algún esmoquin o chaqué?
-Sí, claro y la pitillera de plata -dijo sonriendo Lincoln.
-Bueno, alquilaré un esmoquin para ti, hasta que mi sastre te corte uno.
La entrada daba a un gran hall cubierto de un mármol de tonos gris y blanco. La escalera central se dividía en dos brazos y una luz brillante de colores se introducía por unas vidrieras en las que se representaba una escena histórica. Hércules acompañó a su amigo

hasta su habitación y se despidió de él advirtiéndole que le llamaría para almorzar.
Lincoln curioseó por la habitación. Luz eléctrica, agua corriente y caliente, una cama enorme, un escritorio francés blanco con ribetes de oro, cuadros de autores que él desconocía, todo un lujo. El policía norteamericano se preguntó cómo había cambiado tanto la vida de su amigo. En La Habana era un pobre diablo alcohólico, un militar deshonrado que vivía en burdeles de segunda y en Madrid, quince años después, parecía un aristócrata.
El agente se desnudó, llenó la bañera y se metió en el agua tibia. El calor en aquella casa parecía amortiguado por los techos altos y los muros gruesos, pero era agobiante desde las diez de la mañana. Él estaba acostumbrado, el verano de Nueva York podía ser la peor pesadilla de sus habitantes, pero aquella sequedad le taponaba la nariz y le secaba la garganta.
Cerró los ojos y su mente se transportó a Cuba, recordó a Helen, la intrépida periodista que les había ayudado en el misterio del Maine, al profesor Gordon y sus increíbles historias sobre Colón. Sintió un acceso de melancolía, aquella investigación no sería lo mismo sin ellos. Helen estaba muerta. Hacia muchos años que no visitaba su tumba, a pesar de tener el cementerio relativamente cerca. Del profesor Gordon no sabía nada. Debía dar clases en la universidad de La Habana o estaría jubilado, rodeado de libros e investigando alguna medicina o un texto antiguo.
La mente le devolvió a la realidad. Estaba en Madrid, la vieja Europa. Aquella noche iría con Hércules a la Ópera y se codearía con la alta sociedad. Un escalofrió le recorrió la espalda. Él no encajaba en aquel mundo. Criado en el peor barrio de Washington, con estudios básicos, negro y extranjero. Definitivamente no encajaba en aquella historia, pensó antes de quedarse dormido con la agradable sensa¬ción de flotar en una nube.

2

Madrid, 10 de junio de 1914
La cueva de Zaratustra era más oscura si cabe que la de Platón. La calle no tiene luz del sol ni en la noche de San Juan. Por eso siempre huele a meados y humedad, como en los barrios bajos de París - le gustaba decir al dueño. El mostrador muy pequeño, con libros viejos apilados, polvorientos y carcomidos por las ratas, espanta a los curiosos y a los lectores de medio pelo. Dentro, la oscuridad y los libros por todas partes, dan a la tienda ese aire de almacén de papel. La puerta de la calle sólo se entorna en parte, porque los volúmenes apilados en el suelo, ocupan todo el espacio. Pilones que llegan a más de un metro y que impiden que los pocos curiosos que acceden al local, lleguen a las estanterías ennegrecidas por el humo de las velas, el local no tiene luz eléctrica, el tabaco negro del librero y el polvo forman una espesa capa sobre todos los lomos de los libros.
El mostrador, abarrotado de papeles, más volúmenes y algunas láminas y grabados, sólo se despeja en un cuadradito, donde suele apoyarse el librero, Zaratustra. Su aspecto es mezquino. Su camisa raída, unos sobre mangas rotos, como las de los oficinistas, una visera verde, un monóculo colgado del chaleco apretado y un pantalón arrugado, bombacho, sujeto con una cuerda de esparto.
Al entrar a la cueva, el escritor siempre hacía el mismo saludo y recibía, invariablemente la misma respuesta:
-Mal Polonia recibe a un extranjero.

-Padre y maestro mágico, salud.
Después el escritor se acercaba a las estanterías, estiraba su brazo para sacar algún volumen al azar. Zaratustra le miraba desganado, casi enfadado de que le removieran el polvo. El hombre hacía esfuerzos por pasar las páginas con su único brazo y la barba larga y blanca, se le enredaba con los libros apilados. Su traje negro se llenaba de polvo y las gafas se le ponían en la punta de la nariz. De vez en cuando estornudaba por el polvo y con la manga se secaba el agüilla que le goteaba de la punta de la nariz.
-¿No hay nada de lo mío? -preguntó el escritor sin mirar al librero, dándole la espalda.
-Don Ramón, esto no es una librería de encargo. Aquí hay lo que ve. Libros viejos, restos de papeles que cuando mueren los abuelos se traen aquí, antes de que calienten el fuego de alguna estufa o envuelvan el pescado de una doña.
-Zaratustra, ¡diablos! Me pone enfermo su frigidez, los libros no son combustible. Son arte, vida. Ningún libro merece morir de esta forma -dijo don Ramón levantando su único brazo con el volumen todavía en la mano.
-Padre y maestro...
-Menos guasa, Zaratustra. Hace dos semanas encontré unos interesantes libros sobre Vasco de Gama y su primer viaje a la India, los libros estaban llenos de anotaciones. ¿ No puedes recordar quién los trajo? ¿Dónde tienes más libros de esa partida?
-Aquí no guardo orden, ni registro, no hago recibos y, precisa¬mente por eso están las cosas como están.
-¡Y cómo están!
-Nadie le obliga a venir -refunfuñó el librero.
-Cierto, certísimo -dijo don Ramón pero se mordió la lengua. En aquella cueva había encontrado libros antiguos casi regalados. La penitencia de aguantar al dueño no era comparable con aquellos tesoros -. Éste cementerio de libros, profanado por mis dedos es un castigo, si por lo menos fueras mi Virgilio, Zaratustra, si me ayudaras a pasar todos estos infiernos.
El librero resopló y se puso a leer un periódico viejo y arrugado. Don Ramón del Valle-Inclán había visitado todos los días la cueva durante las dos últimas semanas. Una mañana, a primeros de agosto,

cogió uno de aquellos libros por casualidad. El libro era viejo, principios del siglo XIX, estaba escrito en portugués y hablaba pormenorizadamente del viaje del descubridor portugués Vasco de Gama a la India en el año 1498. Él conocía perfectamente la historia del viaje, pero aquel libro contaba cosas increíbles que nunca había oído, sobre todo de la estancia en Goa de los portugueses. Aunque lo verdaderamente fascinante eran los apuntes y anotaciones que tenían la mayoría de las páginas. Por eso llevaba días buscando algún otro libro de aquel desconocido estudioso de Vasco de Gama. Dos mañanas después del primer hallazgo, encontró otro libro con las mismas anotaciones sobre el apóstol Santo Tomás, el evangelizador de la India, pero desde entonces no había vuelto a encontrar nada nuevo. Zaratustra, después de mucho insistirle, creía recordar que un hombre joven con pinta de extranjero, le había llevado tres o cuatro libros en buen estado, pero que no sabía dónde podía estar el resto y no conocía de nada a aquel hombre. Los otros libros tenían que estar cerca de los que había encontrado o los habría llevado con otros para venderlos al peso. Aunque se inclinaba por lo primero, ya que los libros en buen estado los aguantaba un poco más, a ver si alguien los compraba. Don Ramón había vaciado todas las estante¬rías cercanas, los dos montones que estaban enfrente y luego probó al azar. Si algún ángel maléfico o hado le había llevado hasta aquellos libros, tal vez lo volviera a hacer. Todo fue inútil.
-Bueno Zaratustra, me voy. Mañana volveré.
-Lo que a usted le mueve es el misterio. Estaría bueno que se divulgara el misterio. Sin él no habría novela. Padre y maestro mágico.
El escritor refunfuñó y salió de la cueva de Zaratustra ofuscado. Caminó por la calle sombreada y húmeda, parecía como si el invierno se hubiese detenido en ella. Cuando salió a Fuencarral sintió calor. Un balsámico sol inundó sus huesos y recorrió despacio la distancia que le separaba de casa. A esa hora, su mujer ya tenía el puchero preparado y no le gustaba hacerle esperar.

3
Madrid, 10 de junio 1914
El esmoquin no es una prenda cómoda. El cuello duro, la chaqueta entallada, el chaleco ajustado. Parece como si estuviera diseñado para ser incomodo, de tal forma que el que lo lleva se mantenga rígido y estirado. Lincoln se probó tres antes de que la endiablada prenda le quedara medianamente bien. Vestido así parecía un camarero de segunda, de algún restaurante de segunda en Manhattan. Hércules se divertía con los movimientos torpes de su amigo y con ese aire de policía embutido.
Un carruaje lujoso les esperaba en la puerta de la mansión. El cochero les abrió la puerta y los dos hombres entraron. La cabina estaba tapizada con terciopelos y sedas rosadas. Hércules sacó una botella de champán de algún sitio y le ofreció una copa a su amigo.
-No sabía que bebieras.
-Sí, la bebida no es mi mayor vicio. Mis problemas con el alcohol fueron un problema, digamos circunstancial. Esta noche quiero brindar por tenerte aquí, en Madrid y vivir de nuevo una aventura juntos -dijo Hércules levantando la copa. Brindaron y el español comenzó a observar la calle iluminada por faroles de gas. Subieron por la calle de Alcalá y llegaron a la puerta del Sol. Atravesaron la plaza a toda velocidad y descendieron por Arenal hasta el Teatro Real. La carroza les dejó delante de la entrada porticada y pisando la alfombra roja penetraron en el edificio. El vestíbulo estaba repleto de

damas vestidas con telas de vivos colores, luciendo sus collares y sus sortijas. Los hombres vestían esmóquines negros, muchos de ellos con bandas cruzadas, pajaritas blancas y bigotes prusianos.
-No te amedrentes. Si te contara cómo es la vida de la mitad de estos prohombres de la patria, tendrías pesadillas todas las noches -dijo Hércules sonriente.
-No es la primera vez que vengo a la ópera -masculló Lincoln frunciendo el ceño. Le irritaba la irónica actitud de su amigo, pero decidió disfrutar de la velada y olvidar que no pintaba nada en aquel sitio.
-No es temporada de ópera. Normalmente en estas fechas el teatro está cerrado, pero hay una fabulosa compañía alemana y la temporada se ha reabierto por una semana. Hasta el rey ha dejado sus vacaciones en Santander y ha acudido a la calurosa Madrid para oír el concierto. La obra es de Bach, el Weihnachts Oratorium.1
Lincoln parecía ausente, con la mirada perdida entre el público, intentando ignorar los comentarios de la gente al ver a un negro en aquel exclusivo ambiente. Entonces se fijó en una mujer con un vestido de seda rojo. Con el pelo pelirrojo recogido y una pequeña diadema de brillantes, parecía una princesa de cuento de hadas. La mujer le dirigió una mirada y se acercó con pasos lentos hasta ellos. Lincoln se ruborizó y comenzó a notar como el cuello rígido de la camisa le apretaba.
-Buenas noches, señores -dijo la mujer sonriente. Sus ojos verdes parecían centellear como un diamante más con la luz de las lámparas de araña. Su cuello alargado no tenía ni una sola joya, pero su piel blanca destacaba su prominente escote.
-Buenas Noches, Alicia. Estas noches no han salido las estrellas, porqué tenían miedo de tu belleza -dijo Hércules besando las mejillas de la mujer.
-Oh, Hércules, siempre tan galante -contestó la mujer y después clavó su mirada en el norteamericano.
-Permíteme que te presente a un viejo amigo. George Lincoln, uno de los hombres más valientes y sagaces que he conocido.
1 Oratorio de Navidad

-Creía conocer a todos tus amigos. La verdad es que eres una caja de sorpresas.
-¿Y tu padre?
-Ya sabes que desde que murió mamá, prefiere vivir como un ermitaño.
-Alicia realmente es cubana. La hija de un viejo conocido nuestro. ¿ Te acuerdas del almirante Mantorella? -preguntó Hér¬cules a Lincoln, que empezaba a recuperar la compostura.
-Encantado de conocerla, señorita -el agente extendió el brazo y dio un leve apretón a la enguantada mano de la mujer.
-¿Entonces has venido sola?
-¿A la ópera? ¿Estás loco? He venido con Bernabé Ericeira.
Hércules hizo una mueca y miró detrás de Alicia. La figura delgada, con una palidez enfermiza se asomó y con sus ojos amarillos se adelantó unos pasos. Los dos hombres se saludaron con frialdad. El español evitó presentarle a Lincoln, pero el espectro alargó la mano y se presentó él mismo.
-El conde de Ericeira.
-Mucho gusto, George Lincoln -dijo el norteamericano.
-Usted también es extranjero. En esta ciudad campesina los extranjeros no somos muy bien vistos -dijo el hombre intentando que la expresión de su cara se acercara a una amable sonrisa.
-No le hagas caso -espetó Hércules-. Lo que no comprende nuestro noble amigo, es que en Madrid, enseguida nos damos cuenta de las monedas falsas.
-¡Hércules! -dijo Alicia-. Por favor.
-Perdona Alicia. No quería molestar a tu amigo.
-No se preocupe, querida. El grosero he sido yo. Uno no puede hablar mal de la ciudad que le acoge.
-Cierto -dijo Hércules.
Una campana anunció que la primera parte iba a comenzar y las damas fueron del brazo de sus acompañantes hasta los palcos.
A unos pocos kilómetros del Teatro Real, en el salón Cervantes de la Biblioteca Nacional, el profesor François Arouet leía unos legajos. De cuando en cuando se levantaba las gafas, las colocaba sobre su
frente y pegaba la nariz a los papeles. Anotaba algo en una libreta y volvía a coger con cuidado las páginas. La sala estaba en penumbra. Su lámpara era la única que brillaba. Iluminando el escritorio, su melena blanca y su barba pelirroja. Todo estaba en silencio, pero el profesor de vez en cuando suspiraba o daba un pequeño grito de asombro. Las medidas de seguridad en la biblioteca eran más rígidas, pero aquel sábado por la noche, los pocos vigilantes de servicio jugaban a las cartas una planta más abajo.
El jefe de bibliotecarios se acercó a la mesa del profesor y le anunció que en unos minutos tendría que abandonar la sala. El francés le contestó con un leve gruñido y volvió a hincar la cara en el papel.
Lincoln se sentó entre Alicia y Hércules. El perfume de la mujer llenó el pequeño palco y durante unos segundos el norteamericano observó el brazo enguantado, la pulsera de brillantes y los perfiles del vestido. Estaba tan concentrado que las palabras de Hércules le sobresaltaron.
-Lincoln. Esta obra es de Johann Sebastian Bach, del año 1734. Me interesaba escuchar esta obra por algo más que por su belleza artística. Esta música se inspiró en los evangelios apócrifos para narrar el nacimiento de Cristo. En la obra se habla de un extraño personaje: ein Hirt ha talles das zuvor von Gott erfahren müssen. Algunos creen que se refiere a Abraham, pero después vuelve a mencionarse con la llegada de los Reyes Magos.
La música comenzó a inundar el teatro y las voces fueron amor¬tiguándose hasta que se hizo el silencio. Hércules dejó de hablar y los dos hombres se concentraron en la representación.

viernes, 8 de febrero de 2008

Crítica de El Mesías Ario




Título: El Mesías Ario.

Autor: Mario Escobar Golderos.

Editorial: La Factoría De Ideas.

I. S. B. N.: 8498003482.

Nº Páginas: 384.


Por David Yagüe,

1914. En un caluroso y convulso verano en Madrid, en absoluto ajeno a los aires de guerra que vienen de Europa, una serie de académicos se automutilan salvajemente en la Biblioteca Nacional. Uno de los encargados de la investigación, Hércules Guzmán Fox, veterano de la Marina en Cuba, decide recurrir a un agente de inteligencia norteamericano con el que investigó el hundimiento del Maine en 1898, el ahora policía de Nueva York, Goerge Lincoln.

Mario Escobar Golderos ha reencontrado, en su nueva novela, a los dos protagonistas de su ópera prima Conspiración Maine, Lincoln y Hércules, en una nueva aventura llena de intriga y acción. Y lo ha hecho con unos elementos muy parecidos a los de aquella novela. Parecidos, pero no iguales. No sólo los personajes han cambiado en este lapso de tiempo, el autor se mantiene fiel a un estilo que mejora y perfecciona. Escobar ha mejorado no sólo el estilo y los mecanismos estructurales de la historia, si no que ha añadido más oficio a esta historia que pasa ante los ojos del lector a un ritmo vertiginoso.

A medio camino entre las novelas de aventuras del siglo XIX y los thrillers más contemporáneos El Mesías Ario nos traslada a través de tres ejes que se despliegan como una muñeca rusa (los viajes de Vasco de Gama a la India, la leyenda del Cuarto Rey Mago que fue a adorar al Mesías y las corrientes protonazis que surgían en la Alemania y Austria de principios de siglo XX) a una endiablada búsqueda llena de enigmas, persecuciones y giros de trama por Madrid, Lisboa, Colonia, Viena, Sarajevo y Munich. La más afinada documentación histórica sirve para que el autor cree una historia que por qué no, pudo haber sido así, porque no contradice en nada la historia oficial. Es de agradecer, por cierto, que el autor vuelva a indicar al final del libro lo que es histórico y lo que es fruto de su imaginación.

Lo que queda demostrado con esta novela es que Escobar Golderos es uno de los candidatos más firmes a entrar en el Olimpo de los más grandes de este género en nuestro idioma, a la altura de Matilde Asensi u otros similares. Con El Mesías Ario se descubre como un maestro del ritmo, endiablado, eléctrico, que es capaz de ocultar, como un ilusionista de la palabra, otros detalles menos conseguidos o algún cabo suelto. Sin olvidar la faceta divulgativa de este historiador metido a escritor que es capaz de narrar con sencillez y claridad un hecho tan complejo como el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Prueba de todo lo dicho son las últimas sesenta páginas del libro, desenlace de la historia, donde como si de un montaje alterno cinematográfico se tratara, el autor compagina las cortes europeas donde se está declarando la guerra con una vertiginosa persecución por las calles de Munich. Una persecución que acaba con una elección moral, original y fantástica, que cierra la historia para los personajes y que sólo el lector es capaz de juzgar en toda su dimensión histórica. Sin duda, uno de los finales más logrados de este año.

El Mesías Ario es, en resumidas cuentas, un perfecto ejemplo de literatura de entretenimiento confeccionada con oficio y originalidad que sorprenderá y gustará a todo tipo de lectores.
Texto de Comentario de Libros

Idea nazi del Mesías




Esta foto muestra sin duda la ideología nazi sobre el Mesías. El niño, la madre y una corte de SS

sábado, 19 de enero de 2008

La Sociedad Thule






La Sociedad Thule (en alemán Thule-Gesellschaft), originalmente Grupo de Estudio de la Antigüedad Alemana (Studiengruppe für germanisches Altertum) fue un grupo ocultista y völkisch de Múnich, notable principalmente por ser la organización que patrocinó al Deutsche Arbeiterpartei (DAP), más tarde transformado por Adolf Hitler en el Partido nazi. Hitler nunca perteneció a la Thule hasta que el lo cambió al partido Nazi. Orígenes Busto de Rudolf von Sebottendorff realizada por el escultor alemán Hanns GoeblLa Sociedad Thule fue fundada el 17 de agosto de 1918 por Rudolf von Sebottendorff, un ocultista alemán, como rama muniquesa de la Germanenorden, una sociedad secreta también conocida como «Orden de los Teutones» (1912). Von Sebottendorff sostuvo más tarde que originalmente pretendió que la Sociedad Thule fuese un vehículo para promover sus propias teorías ocultistas, pero que la Germanenorden le presionó para hacer énfasis en los temas políticos, nacionalistas y antisemitas. Dado que esta afirmación fue hecha mientras los nazis seguían en el poder y von Sebottendorff tenía poco que ganar con la negación de su antisemitismo, bien pudiera ser cierta. Creencias El principal interés de la Sociedad Thule fue una reivindicación sobre los orígenes de la raza aria. «Thule» era un país situado por los geógrafos grecorromanos en el más lejano norte. La sociedad fue bautizada en honor a la Ultima Thule (en latín ‘el norte más distante’), mencionada por el poeta romano Virgilio en su poema épico La Eneida, que era la porción más al norte de Thule y se suele asimilar a Escandinavia. Designada por la ariosofía capital de la Hiperbórea, situaron Ultima Thule en el extremo norte cercano a Groenlandia o Islandia. Los thulistas creían en la teoría intraterrestre. Entre sus metas, la Sociedad Thule incluyó el deseo de demostrar que la raza aria procedía de un continente perdido, quizás la Atlántida. La Sociedad Thule mantuvo estrechos contactos con seguidores de la teosofía y de Helena Blavatsky, una famosa ocultista de la segunda mitad del siglo XIX. Los temas antroposóficos también eran frecuentes, como expresa el lema Der Weg ist in Dir (‘El camino está dentro de ti’). La autorrealización y la posición suprema de la persona humana eran esenciales para los thulistas. Dietrich Eckart Actividades La Sociedad Thule atrajo a unos 250 seguidores en Múnich y unos 1.500 en toda Baviera. Sus encuentros se celebraban a menudo en el por entonces lujoso hotel muniqués Vier Jahreszeiten (‘Las Cuatro Estaciones’). Los seguidores de la Sociedad Thule, como admitió el propio von Sebottendorff, estaban poco interesados en sus teorías ocultistas. Se interesaban más en el racismo y en combatir a judíos y comunistas. También se dice que planearon secuestrar al primer ministro socialista Kurt Eisner. Tras el establecimiento de la República Soviética de Baviera, fueron acusados de intentar infiltrarse en su gobierno y de haber intentado un golpe de Estado el 30 de abril de 1919. Durante este intento, el gobierno soviético apresó a varios miembros de la Sociedad Thule y posteriormente los ejecutó. El semanario Münchener Beobachter [editar]La Sociedad Thule compró un semanario local, el Münchener Beobachter (‘Observador de Múnich’) y cambió su nombre a Münchener Beobachter und Sportblatt (aproximadamente ‘Observador de Múnich e Información Deportiva’) en un intento por mejorar su circulación. El Münchener Beobachter se convertiría ser más adelante en el Völkischer Beobachter (‘Observador del pueblo’), el principal periódico nazi, editado por Karl Harrer. Deutsche Arbeiterpartei [editar]En 1919, el miembro de la Sociedad Thule Anton Drexler, que había establecido vínculos entre la Sociedad y varias organizaciones extremistas pro derechos de los trabajadores de Múnich, fundó junto con Karl Harrer el Deutsche Arbeiterpartei (DAP) o ‘Partido Alemán de los Trabajadores’. Adolf Hitler se unió a este partido en 1919. El 1 de abril de 1920, el DAP había sido refundado como Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP) o ‘Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores’ (conocido generalmente como el «Partido Nazi»). Para entonces von Sebottendorff había abandonado la Sociedad Thule y nunca se unió al DAP o al Partido Nazi. Muchos otros miembros de la Sociedad Thule o del DAP fueron más adelante personajes prominentes de la Alemania nazi, incluyendo a Dietrich Eckart, Gottfried Feder, Hans Frank, Karl Harrer, Rudolf Hess, Alfred Rosenberg y Julius Streicher. A Dietrich Eckart, que había entrenado las habilidades de Hitler para el discurso público, le dedicó éste su libro Mi lucha. Aunque se ha afirma comúnmente que Adolf Hitler era un miembro[1] , no hay evidencia alguna de ello; por el contrario, sí la hay de que nunca asistió a una reunión, como lo atestigua el diario de Johannes Hering de las reuniones de la Sociedad[2] .




Dietrich Eckart


Otros miembros fueron Karl Fiehler, Wilhelm Frick, Michel Frank, Heinrich Jost, Wolfgang Pongratz, Wilhelm Laforce, Johann Ott, Hans Riemann, Max Seselmann y Hans-Arnold Stadler. Dos aristócratas bien conocidos del grupo fueron la condesa Hella von Westarp, una mujer joven que actuaba de secretaria, y el príncipe Gustav von Thurn und Taxis (ambos estuvieron entre los rehenes secuestrados y ejecutados por el gobierno comunista en Múnich en 1919). Disolución Después de que Hitler llegase al poder, la Sociedad Thule fue una de las muchas organizaciones disueltas. Cuando von Sebottendorff volvió a Alemania y publicó un libro sobre la Sociedad Thule, Bevor Hitler kam, fue arrestado y el libro prohibido. No obstante, se ha argumentado que algunos miembros de Thule y sus ideas fueron incorporadas al Tercer Reich.[3] Algunas de las enseñanzas de la Sociedad Thule fueron recogidas en los libros de Alfred Rosenberg. Muchas de las ideas ocultas también encontraron el favor de Heinrich Himmler, quien como Hitler tenía un gran interés hacia el misticismo. Resurrección de la Sociedad Thule Se rumorea que una resucitada Sociedad Thule se habría reunido durante la época del Festival de Bayreuth en 1966. Entre los participantes habrían estado un estudiante de intercambio estadounidense, Gene A. Statler, pariente lejano del Gauleiter Hans-Arnold Stadler. El relato de Statler de esa reunión está incluido en los diarios inéditos que más adelante se convirtieron en propiedad del editor de revistas Raymond Palmer. Teorías conspiratorias Como la sección Ahnenerbe de las SS, y debido a su pasado ocultista, la Sociedad Thule se ha convertido en el centro de muchas teorías conspirativas sobre la Alemania nazi. Tales teorías incluyen la creación de una nave espacial y de armas secretas. Debido a que el grupo ayudó a Hitler con sus habilidades de oratoria, algunos han sugerido incluso que la sociedad le concedió de alguna forma poderes mágicos que contribuyeron a su posterior éxito. También se afirma que la Thule-Gesellschaft contaba con una psíquica llamada Maria Orsic, que los convenció de que la raza aria no era originaria de la tierra, sino que venía de la estrella Aldebarán en Tauro, a unos 65 años luz de distancia. Además se ha sugerido que Vril, Thule-Gesellschaft y DHvSS se fusionaron entre sí en algún momento (quizás 1919). Se dice que DHvSS habrían adorado a una diosa alemana de la montaña llamada Isia, así como a la piedra negra (Schwarzer Stein). La Sociedad Thule en la cultura popular El péndulo de Foucault de Umberto Eco menciona la Sociedad sobre una docena de veces cuando los tres protagonistas discuten sobre misticismo y rosacrucismo, y las ideas sobre los caballeros templarios han interesado a los creadores de las modernas teorías conspirativas. Karl Ruprecht Kroenen, uno de los antagonistas de la película Hellboy, es descrito como miembro de la Sociedad Thule. La Sociedad Thule y su líder ficticio, Dietlinde Eckart, juegan papeles clave en la película de anime Conquistador de Shamballa, conclusión de la serie Fullmetal Alchemist. La Sociedad Thule aparece en el videojuego Bloodrayne. El poema de Edgar Allan Poe Dream-Land alude a un «turbio Thule definitivo», quizá refieriéndose más a la isla imaginaria Thule que a esta sociedad, ya que Edgar Allan Poe (19 de enero de 1809 - 7 de octubre de 1849) falleció mucho antes de la fundación de esta sociedad. Por lo tanto, es imposible que en alguna de sus obras haga referencia a esta. Texto de Wikipedia

jueves, 10 de enero de 2008

Archiduque Francisco Fernando

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Francisco Fernando, Archiduque de Austria-Este (Nació el 18 de diciembre de 1863 y murió el 28 de junio, de 1914) fue un Archiduque de Austria, Príncipe Imperial de Austria, Príncipe Real de Hungría y Bohemia, y desde 1896 hasta su muerte, el heredero al trono austrohúngaro. Su asesinato en Sarajevo precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
Tabla de contenidos [ocultar]1 Nacimiento y primeros años 2 Matrimonio y familia 3 Asesinato 4 Véase también 5 Enlaces externos
Nacimiento y primeros años [editar]Francisco Fernando nació en Graz, Austria, hijo mayor del Archiduque Carlos Luis de Austria, (hermano menor del Emperador Francisco José) y de su segunda esposa, la Princesa Maria Annunciata de las Dos Sicilias. Cuando sólo tenía doce años, su primo, Francisco V de Módena murió, y nombró a Francisco Fernando su heredero a condición de que añadiera el apellido De Este al propio. Francisco Fernando entonces se convirtió en uno de los hombres más ricos de Austria.ImagenCuando nació, no había motivo para creer que se convertiría en el heredero del trono austrohúngaro. Se le proporcionó la estricta educación que era normal en un Archiduque con énfasis en el aprendizaje de la historia y en la formación de un carácter moral. Desde 1876 hasta 1855 su tutor fue el historiador Onno Klopp. En 1877 Francisco Fernando entró en el ejército, con el rango de tercer teniente.
De joven, Francisco Fernando desarrolló dos grandes pasiones: la caza y viajar. Se calcula que mató más de cinco mil ciervos a lo largo de su vida. En 1883, visitó Italia por primera vez para ver las propiedades que le había dejado el Duque Francisco V de Módena. En 1885 visitó Egipto, Palestina, Siria y Turquía. En 1889 viajó a Alemania.
En 1889, la vida de Francisco Fernando cambió radicalmente, Su primo, el Príncipe Heredero Rodolfo, se suicidó en su cabaña de caza en Mayerling, dejando al padre de Francisco Fernando, el Archiduque Carlos Luis, como el primero en la línea sucesoria al trono. Por lo tanto, lo más probable era que Francisco Fernando, a su vez, lo sucediera.
Matrimonio y familia [editar] Archiduque Francisco Fernando (a la derecha) con su familia.En 1895 Francisco Fernando conoció a la Condesa Sofía Chotek en un baile en Praga. Para ser una posible pareja de un miembro de la Dinastía Habsburgo, uno debía pertenecer a una de las dinastías reinantes -o que hubiera reinado- en Europa. Los Chotek no eran una de esas familias, aunque ellos incluyen entre sus antepasados, en la línea femenina, a Príncipes de Baden, Hohenzollern-Hechingen, y Liechtenstein.
Sofía era Dama de compañía de la Archiduquesa Isabel, esposa del Archiduque Federico, Duque de Teschen. Francisco Fernando comenzó a visitar la villa del Archiduque Federico en Pressburgo/Pozsony (actualmente Bratislava). Sofía escribió a Francisco Fernando durante su convalecencia por tuberculosis cuando fue enviado a la isla de Lošinj en el Mar Adriático. Mantuvieron su relación en secreto durante más de dos años.
La Archiduquesa Isabel asumió que Francisco Fernando estaba enamorado de una de sus hijas. En 1889, sin embargo, dejó su reloj en uno de los campos de tenis de su casa. Ella abrió el reloj, esperando encontrar allí la fotografía de una de sus hijas; en su lugar, encontró la foto de Sofía. Sofía fue inmediatamente despedida.
Francisco Fernando rechazó la posibilidad de casarse con nadie más. El Papa León XIII, el Zar Nicolás II de Rusia, y el Emperador alemán Guillermo II, enviaron representaciones para hablar en favor de Francisco Fernando ante el Emperador Francisco José, argumentando que un desacuerdo entre Francisco José y Francisco Fernando sería perturbador para la estabilidad de la monarquía.
Finalmente, en 1899, el emperador le permitió casarse con Sofia, a condición de que el matrimonio fuera morganático y que sus descendientes no tuvieran derechos sucesorios. Sofía no compartiría el rango de su esposo, ni su título, precedencia o privilegios; como tal, no aparecería normalmente en público a su lado.
La boda se celebró el 1 de julio de 1900, en Reichstadt (hoy Zákupy) en Bohemia; Francisco José no acudió, ni lo hizo ningún Archiduque, incluidos los hermanos de Francisco Fernando. Los únicos miembros de la familia imperial que estaban presentes eran la madrastra de Francisco Fernando, Maria Teresa, y sus dos hijas. Después del matrimonio, Sofía recibió el título de Princesa de Hohenberg (Fürstin von Hohenberg) con el trato de Su Serena Alteza (Ihre Durchlaucht). En 1909, se le dio el más importante título de Duquesa de Hohenberg (Herzogin von Hohenberg) con el tratamiento de Su Alteza (Ihre Hoheit). Esto incrementó su estatus considerablemente, pero aún estaba en el ceremonial de la corte por detrás de todas las Archiduquesas. Cuando alguna ceremonia requería que la pareja apareciera, con otros miembros de la realeza, Sofía era forzada a permanecer muy por debajo de la línea de importancia, separada de su marido.
Los hijos de Francisco Fernando fueron:
Princesa Sofía von Hohenberg (1901-1990), casó con el Conde Federico von Nostitz-Rieneck (1891-1973) Maximiliano, Duque de Hohenberg (1902-1962), casó con la Condesa Isabel von Waldburg zu Wolfegg und Waldsee (1904-1993) Príncipe Ernesto von Hohenberg (1904-1954), casado con María-Teresa Wood (1910-1985) Un hijo nonato (1908) Artículo Wikipedia

Ramón de Valle-Inclán

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Ramón José Simón Valle Peña, conocido como Ramón María del Valle-Inclán (y Montenegro) (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866 — Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente denominada Modernismo en España y próximo, en sus últimas obras, al alma de la Generación del 98; ha llegado a ser considerado uno de los autores más importantes de la literatura española del siglo XX. ImagenBiografía Nacimiento Era hijo del escritor liberal y galleguista Ramón del Valle-Inclán Bermúdez de Castro, amigo de Manuel Murguía y Andrés Muruais, y de Dolores de la Peña y Montenegro, ambos de ascendencia hidalga; se le dio sin embargo el nombre más llano de Ramón José Simón Valle Peña.Formación y comienzos literariosEstudió el bachillerato en el Instituto de Pontevedra hasta 1885, y después comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, con resultados regulares. Al mismo tiempo, acudía a las clases de esgrima impartidas por el florentino Attilio Pontanari y en 1888 se matriculaba en "Dibujo y adorno de figura" en la Escuela de Artes y Oficios.Primera estancia en MadridTras una hipotética estancia en Italia aún por documentar, viaja a Madrid a finales de 1890, donde frecuenta el Museo del Prado y las bibliotecas de la ciudad, colabora en periódicos como El Globo, y dedica gran parte de su tiempo libre a asistir a representaciones del género chico.Primer viaje trasatlántico En 1892, Valle realiza su primer viaje a América, concretamente a México, donde pasa algo menos de un año, repartido entre las ciudades de Veracruz y Ciudad de México. En tierras mexicanas colaboró para dos diarios: El Veracruzano Libre, de Veracruz, y El Universal, en Ciudad de México, en los que publicó varios relatos. Parece ser que su estancia en tierras americanas no estuvo exenta de problemas, ya que existen datos de que participó en un duelo, en la capital, y en una sonada pelea, en Veracruz. De México pasó a Cuba, y permaneció algunos días en Matanzas, hospedado en casa de unos amigos.De vuelta a España De regreso a España, en 1893, se instaló en Pontevedra, donde trabó amistad con Jesús Muruáis, bibliografo y profesor de latín en el Instituto de la ciudad, en cuya biblioteca pudo leer a los más importantes autores europeos de la época (Biblioteca Muruais: obras francesas e inglesas de literatura y arte del siglo XIX). Durante su estancia en Pontevedra, que se prolongaría hasta 1896, publicó su primer libro, la colección de relatos de tema amoroso Femeninas (1894).Es en esta época cuando Valle comienza a cultivar su particular indumentaria: capa (al principio un poncho mexicano), chalina, sombrero y, sobre todo, sus largas y características barbas, las "barbas de chivo" de que habla Rubén Darío en un poema dedicado al autor.Entrada en la sociedad literaria madrileña En 1896 volvió a instalarse en Madrid. Allí acude a varias tertulias, en las que conoce a muchas figuras destacadas de la época, como Gómez Carrillo, Pío y Ricardo Baroja, Azorín, Benavente, González Blanco, Villaespesa, Mariano Miguel de Val etc.En 1897 se publica su segundo libro, Epitalamio (Historias de amores), sin demasiado éxito de público. Durante estos años, participó como actor en obras teatrales como La comedia de las fieras, de Jacinto Benavente, o Los reyes en el destierro, adaptación por Alejandro Sawa de una novela de Alphonse Daudet. En 1899, en una discusión en el Café de la Montaña, el periodista Manuel Bueno le causa una herida en el brazo que termina gangrenándose y haciendo necesaria su amputación. Ese mismo año estrena en el Teatro Lara de Madrid y publica en libro Cenizas, su primera obra teatral.Por la misma época colabora en numerosas revistas literarias, como La vida literaria, dirigida por Benavente, Revista Nueva, dirigida por Luis Ruiz Contreras, Germinal dirigida por Joaquín Dicenta o Vida Nueva dirigida por Eusebio Blasco en la que Unamuno escribe dos conocidos artículos "Muera Don Quijote" y "Renovación”.ImagenVive la bohemia literaria modernista y pasa mucha hambre y necesidad. Habita en un lugar de tan poco espacio que es preciso subir las sillas con poleas para poder pasar.En 1900, Valle participa en un concurso de cuentos auspiciado por el diario El Liberal. Aunque no consigue ganar el premio (el ganador fue el periodista José Nogales), su relato "Satanás" fue muy elogiado por Juan Valera, uno de los miembros del jurado, en un artículo de prensa. Parece ser que el jurado no quiso arriesgarse a premiar un relato tan innovador. En los años siguientes, siguió colaborando en varias publicaciones, como La Ilustración Artística, La Ilustración Española e Hispanoamericana, La España Moderna, etc. En Alma Española publicó, en diciembre de 1903, una famosa autobiografía. En Los Lunes del Imparcial empieza a publicar Sonata de otoño, en que hace por primera vez aparición su personaje el marqués de Bradomín.Las Sonatas se publican en libro en 1902 (Sonata de otoño), 1903 (Sonata de estío), 1904 (Sonata de primavera) y 1905 (Sonata de invierno). Estas narraciones, fragmentos de una memorias ficticias del marqués de Bradomín, constituyen el ejemplo más destacado de prosa modernista en la literatura española. En el mismo año de 1905 publica Valle una colección de cuentos con el título de Jardín novelesco; Historias de almas en pena, de duendes y de ladrones. Al año siguiente estrena en el Teatro de la Princesa una obra teatral basada en el protagonista de las Sonatas, El Marqués de Bradomín. Forma parte del reparto de la obra Josefina Blanco, futura esposa de Valle, con la que contraerá matrimonio en 1907. La boda se celebró en la madrileña iglesia de San Sebastián. El matrimonio tuvo varios hijos: Joaquín María (1914), Carlos Luis (1917), Jaime (1921),En 1907 publica varios libros, como Águilas de blasón, Aromas de leyenda, Versos en loor de un santo ermitaño y El marqués de Bradomín. Coloquios románticos. Por entregas, en el diario El Mundo, publica Romance de Lobos. En 1908 inicia la publicación de su serie de novelas "La guerra carlista": Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño. En 1909 escribe "Mi hermana Antonia", que narra la venganza del estudiante Máximo Bretal, enamorado de Antonia y rechazado por su madre. Sus simpatías por el carlismo no fueron sólo literarias: en 1910 se presentó a diputado por el Partido Carlista, pero no obtuvo escaño.Viaja a Argentina en 1910 con la compañía de teatro de F. García Ortega, en la que figuraba Josefina Blanco, y pronuncia algunas conferencias sobre la literatura española. En la misma gira visitan también Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. De regreso a España, sigue estrenando obras de teatro: Voces de gesta, en 1912, y La marquesa Rosalinda, en 1913. Su obra El embrujado fue rechazada por el Teatro Español, que dirigía Benito Pérez Galdós.En 1915 escribe al rey solicitando la rehabilitación de los títulos de marquesado del Valle, vizcondado de Vieixin y señorío del Caramiñal. Sus peticiones no serán atendidas.Durante la I Guerra Mundial, fue invitado por el gobierno francés a visitar los frentes de guerra. En París se relacionó con autores españoles como Pedro Salinas, Manuel Ciges Aparicio y Corpus Barga. Fruto de su visita al frente fueron los textos Visión estelar de la medianoche, publicado en folletón en El Imparcial entre octubre y diciembre de 1916, y En la luz del día, en el mismo periódico, entre enero y febrero de 1917.En 1916 es nombrado titular de la cátedra de Estética de las Bellas Artes de la Escuela de San Fernando. Ese mismo año publica La lámpara maravillosa, meditación sobre el hecho literario, muy influido por el ocultimo de autores como Mario Roso de Luna y Helena Blavatsky.En 1921 realiza un nuevo viaje a México, invitado personalmente por el presidente de la República, Álvaro Obregón, por mediación de Alfonso Reyes Ochoa. En 1925 se establece de nuevo en Madrid. Participa en grupos de teatro experimental, como "El mirlo blanco", que llevaba a cabo sus representaciones en el domicilio de los Baroja, en el barrio madrileño de Argüelles, y "El cántaro roto", en el Círculo de Bellas Artes. A finales de 1926 edita la que algunos consideran su obra maestra narrativa, la novela Tirano Banderas, donde es patente la huella de su todavía reciente viaje al México revolucionario. En 1927 inicia la publicación de un ambicioso proyecto narrativo, El ruedo ibérico, que, de forma semejante a los Episodios Nacionales de Galdós, pretende narrar la historia de España desde el reinado de su detestada Isabel II hasta la época contemporánea al autor. Únicamente llegó a escribir tres novelas de este proyecto: La corte de los milagros (1927), Viva mi dueño (1928) y Baza de espadas (1932).Desde 1924 muestra su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. En 1927 participa en la creación de la Alianza Republicana. En 1929 es encerrado en la cárcel Modelo de Madrid, por negarse a pagar una multa impuesta con motivo de unos incidentes ocurridos en el Palacio de la Música. Este incidente aparece transfigurado literariamente en una escena de Luces de bohemia.Apoya a la República, e incluso se presenta a diputado por La Coruña en las listas del Partido Radical de Alejandro Lerroux, aunque no sale elegido. En 1932, el gobierno de la República le nombra conservador del Patrimonio Artístico Nacional y director del Museo de Aranjuez, pero, por desavenencias con su superior, dimite al poco tiempo. Elegido presidente del Ateneo de Madrid, dimite también al no atenderse sus propuestas de reorganización. Ese mismo año se divorcia de su esposa, Josefina Blanco.En la última etapa de su vida, Valle mostró marcadas simpatías hacia el comunismo. A iniciativa suya, en 1933 se reúne en el Ateneo de Madrid el Primer Congreso de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios. Ese mismo año es nombrado presidente de honor de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética.El 8 de marzo de 1933 es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Roma. Se mantendrá en el cargo poco más de un año, en medio de una pintoresca falta de los más elementales medios de subsistencia, hasta junio de 1934. En marzo de 1935 se retiró a Santiago de Compostela, ingresando en una clínica, donde murió de cáncer el 5 de enero de 1936, víspera de Reyes, tras negarse a recibir auxilio religioso. Fue sepultado al día siguiente, en una ceremonia civil.Realizó numerosas traducciones. Del portugués: La reliquia, El crimen del Padre Amaro y El primo Basilio, de Eça de Queiroz; del francés: La condesa de Romaní, de Alejandro Dumas y Las chicas del amigo Lefèvre, de Paul Alexis; y del italiano: Flor de pasión, de Matilde Serao.Obra [editar]Narrativa Su producción narrativa se inicia en el Modernismo. Dentro de esta estética su obra más importante son las Sonatas —Sonata de Otoño (1902), Sonata de Estío (1903), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de Invierno (1905)—. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia sensitiva típica en los discípulos de Rubén Darío (abanderado del modernismo en España).Cabe destacar también una de las mejores y más importantes obra en toda la prosa modernista hispana: "Flor de Santidad". Esta obra, sin huir de las formas musicales y coloridas del modernismo, se centra un poco más en las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que Valle se familiarizó en su infancia.Por la cantidad de texto en estilo directo (diálogos), algunas obras narrativas de Valle, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad —o imposibilidad— de representarlas se las ha incluido entre sus novelas.Otro vertiente de la novelística de Valle queda plasmada en los "Relatos de la Guerra Carlista" (1909), donde ofrece un tratamiento nuevo de esta temática, raspando el efectismo épico dominante en obras anteriores del autor y adoptando un estilo más sobrio, entrañable y lleno de emoción.La novela "Ruedo Ibérico" se burla de la corte de Isabel II y presenta ya la orientación crítica y grotesca que predominan en sus últimas creaciones.Tirano Banderas (1926) narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, personaje despótico y cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión. Es una excepcional descripción de la sociedad sudamericana y la primera vez que se aborda literariamente la dictadura.Estas novelas marcan un cambio en la postura estética de Valle-Inclán, acercándose un poco a las preocupaciones y críticas propias de la generación del 98.No obstante, es importante mencionar la postura formal que adaptó Ramón del Valle-Inclán en estos cambios. No llegó a revelarse como un artista noventayochista del todo, sino que absorbió las críticas y las preocupaciones de este grupo y las barajó en su estilo propio e inimitable.Se considera a Valle-Inclán como al mejor prosista modernista.Poesía La obra poética de Valle-Inclán está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda, El pasajero y La pipa de Kif.Aromas de leyenda (1907), recibe la influencia del Modernismo. Consta de catorce poemas de métrica variada. En ellos recrea diversos aspectos de su Galicia natal: descripciones del paisaje, trabajos cotidianos, milagrería, superstición, etc. Inscrito también en la estética modernista, El pasajero (1920) desarrolla en treinta y tres composiciones temas de gran trascendencia: la muerte, el dolor, la vida, la pasión, la eternidad, etc.Con La pipa de Kif (1919), Valle-Inclán da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra ha sido definida como una colección de estampas trágico-humorísticas.Teatro El teatro de Valle-lnclán suele dividirse en cinco períodos:1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908). 2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920). 3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento. 4. Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas. 5. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte. Valle-Inclán, al igual que Miguel de Unamuno y Azorín, se enfrenta directamente al teatro comercial vigente. Esos tres autores muestran una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, si bien cada uno de ellos ensayará una técnica particular.Obras Novela • La cara de Dios (1900, por entregas) . • Sonata de otoño (1902). • Sonata de estío (1903). • Sonata de primavera (1904). • Flor de santidad (1904). • Sonata de invierno (1905). • Serie La guerra carlista: Los cruzados de la Causa (1908); El resplandor de la hoguera (1909); y Gerifaltes de antaño (1909). • Una tertulia de antaño (1909). • En la luz del día (1917, publicada en El imparcial). • Tirano Banderas (1926). • Fin de un revolucionario. Aleluyas de la Gloriosa (1928). • Serie El ruedo ibérico:La corte de los milagros (1927);¡Viva mi dueño! (1928);Baza de espadas: vísperas septembrinas (1932, incompleta); y El trueno dorado (1936, fragmento). Relatos • Femeninas (1895). • Epitalamio (1897). • Corte de amor (1903). • Jardín umbrío (1903). • Jardín novelesco (1905). • Historias perversas (1907). • Corte de amor. Florilegio de honestas y nobles damas (1908). • Cofre de sándalo (1909). Teatro • Cenizas (1899). • Serie Comedias bárbaras:Águila de blasón (1907); *Romance de lobos (1908); y Cara de plata (1923). • El marqués de Bradomín. Coloquios románticos (1907). • El yermo de las almas (1908). • Cuento de abril (1910). • La cabeza del dragón (1910). • Voces de gesta (1911). • El embrujado (1912, 1913). • La marquesa Rosalinda (1912). • Divinas palabras. Tragicomedia de aldea (1919). • Luces de bohemia (1920). • Farsa de la enamorada del rey (1920). • Farsa y licencia de la Reina Castiza (1920). • Los cuernos de don Friolera (1921, 1925). • ¿Para cuándo son las reclamaciones diplomáticas? (1922). • La rosa de papel (1924). • La cabeza del Bautista (1924). • Tablado de marionetas para educación de príncipes (1926). • El terno del difunto (1926). • Ligazón. Auto para siluetas (1926). • La hija del capitán. Esperpento (1927). • Sacrilegio. Auto para siluetas (1927). • Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte (1927). • Martes de carnaval. Esperpentos (1930). Poesía• Aromas de leyenda (1907). • La pipa de kif (1919). • El pasajero. Claves líricas (1920). • Claves líricas (1930, recoge toda su poesía). Otros géneros• Las mieles del rosal (1910, antología de cuentos). • La lámpara maravillosa (1916, ensayo). • La medianoche. Visión estelar de un momento de guerra (1916, crónicas). • Flores de almendro (1936, recopilación de cuentos). De Wikipedia, la enciclopedia libre